VENEZUELA, 2024. Calidad de vida, incertidumbre y opción emigratoria
Vol. Nº. 38 agosto de 2024
El 28 de julio de 2024, se realizaron las elecciones presidenciales venezolanas, de acuerdo con los primeros resultados compartidos por el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE) el candidato Sr. Nicolás Maduro, había recibido 5.150.092 votos frente a 4.445.978 millones de votos recibido por su principal oponente el señor Edmundo González, en virtud de lo cual se declaraba ganador de la Presidencia de Venezuela al señor Maduro. Sin embargo, el día después, el grupo que acompañaba al candidato presidencial opositor procedió a publicar datos, respaldados por un 73% de las actas procesadas, que concedían la victoria electoral al Embajador González Urrutia por una amplia diferencia numérica. Ante esta discrepancia se le ha solicitado al CNE, desde diferentes instancias nacionales e internacionales que presente las actas que confirman al ganador del evento electoral, las cuales no ha presentado hasta el momento que escribo este artículo, hecho que ha desencadenado una incertidumbre nacional de dimensiones impredecibles y está generando un escenario de inquietud hemisférica ante los desafíos que puedan surgir de una nueva ola de migrantes venezolanos.
A propósito de estos dos últimos eventos he recordado que los meses de octubre 2015 y abril de 2016 realice una investigación, como requisito del programa de posdoctorado en Ciencias Sociales de la UCV, para examinar la relación entre aspiraciones personales y la opción emigratoria internacional venezolana, para lo cual con el apoyo de varios profesores y alumnos, levanté una muestra no probabilística de unos cuatros cientos (400) alumnos de la UCV, que culminarían sus estudios universitarios entre los años 2016 y 2017. De acuerdo a los resultados que encontré, el noventa (90 %) por ciento de los jóvenes encuestados aspiraban marcharse del país, señalando un setenta (70 %) por ciento de ellos que lo hacían motivados por el clima de tensión psico-social y la polarización política. Lo cierto es que aún en presencia de la pandemia COVID 19, para el lapso 2016 – 2020, una cifra de 6,5 millones de venezolanos en condición de migrantes, exilados, refugiados y desplazados abandono el país. (URL adjunta para localizar el estudio ante citado) https://www.iesalc.unesco.org/ess/index.php/ess3/article/view/41
Entendiendo la emigración internacional no solo como una respuesta a conflictos y crisis, sino también a la búsqueda personal de una vida mejor, no es arbitrario suponer que podríamos estar frente a una nueva ola de emigración internacional de población venezolana con las consiguientes consecuencias para el país, las familias, las personas, y los países de destino o acogida.
Condiciones y calidad de Vida
Todos aspiramos que las instituciones gubernamentales de nuestro país nos garanticen, como mínimo, seguridad, empleos estables y con salarios decentes, accesibilidad a servicios públicos como la salud y la educación, la participación ciudadana y la libertad de opinión. La ausencia de cada uno de estos factores no solo afecta nuestra capacidad para incorporarnos activamente al desarrollo nacional, sino que también determina la calidad de nuestra vida y cotidianidad. La presencia de la violencia puede desencadenar una sucesión de emociones como estrés constante y miedo, ansiedad, depresión y pánico reduciendo significativamente la capacidad de disfrute de nuestra vida y planear nuestro futuro. Dada la situación actual en que se encuentran las instituciones públicas venezolanas parecería muy difícil o poco probable que puedan dar las respuestas que la población estarían esperando de ellas. El agotamiento de su capacidad para atender oportunamente las demandas ciudadanas conduce a un estado de desesperanza y por tanto a la necesidad de plantearse otras opciones de vida más allá del territorio nacional.
¿Emigración internacional como respuesta?
En mi reflexión sobre la emigración internacional, reconozco que muchas veces la decisión de dejar el país está impulsada por la búsqueda de una mejor calidad de vida y un mayor bienestar subjetivo. Personalmente, he visto cómo amigos y familiares han emprendido este viaje, motivados por la promesa de oportunidades laborales más gratificantes, mayor seguridad y un entorno más saludable para sus hijos. Esta búsqueda es a menudo una respuesta a la insatisfacción con las condiciones actuales y el anhelo de un futuro más prometedor.
Lo cierto, sin embargo, es que las expectativas de la emigración no siempre se alinean con la realidad. Al llegar a un nuevo país, muchos emigrantes enfrentamos desafíos que no anticipamos, como barreras lingüísticas, dificultades para encontrar empleo y la dura realidad de la discriminación y de la xenofobia. Estas experiencias pueden afectar profundamente nuestro bienestar subjetivo y calidad de vida, al menos en el corto plazo. Si bien algunos nos adaptamos otros pueden sentirse desilusionados si sus expectativas no se cumplen adecuadamente y deciden retornar al país natal.
Otro aspecto de la mayor importancia esta en la capacidad de los países de acogida o destino para recibir inesperados contingentes de población que agudizan sus problemas de demanda y oferta de servicios y pueden agravar sus condiciones sociales.
A modo de cierre
De acuerdo a la Organización Internacional de Migración (OIM) la emigración forzada es aquella realizada por cualquier persona que emigra para escapar de la persecución, el conflicto, la represión, los desastres naturales y provocados por el hombre, la degradación ecológica u otras situaciones que ponen en peligro su existencia, su libertad o su forma de vida. Profesionalmente he dedicado gran parte de mis esfuerzos de investigación y docencia al estudio de la migración interna y emigración internacional de la población venezolana. Hoy veo con preocupación que como dice la OIM “ante situaciones que ponen en peligro su existencia, su libertad o su forma de vida” miles de venezolanos decidan continuar una emigración prácticamente masiva hacia otros países en búsqueda de una vida mejor. Tengo esperanza de que pueda revertirse esta situación.
#PoblaciónySociedad #osofelizeditores #desdemigarita #Venezuela2024 #Condicionesycalidaddevida #incertidumbreyopciónemigratoria
Osofeliz Editores
Emilio Osorio Álvarez
Profesor Titular, Escuela de Sociología, Facultad de Ciencias Económicas (FACES) y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Post Doctor y Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Master en Ciencias Demográficas, Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Sociólogo de la Universidad de Puerto Rico (UPR).