Una de las preocupaciones de quienes nos dedicamos al análisis socio demográfico es hacerle seguimientos a las tendencias de los indicadores cuantitativos y cualitativos que nos permiten apreciar las ganancias o pérdidas en nuestro bienestar o calidad de vida. En este boletín quiero compartir con ustedes observaciones que me preocupan en relación al retroceso en las tasas de mortalidad infantil, mortalidad general y de expectativa de vida, en Venezuela, indicadores cuya conducta en la teoría se han manejado para describir bienestar.
Pérdida de Bienestar, Ganancia de Malestar
Los datos compilados por los Censos de Población y Vivienda, los Registros Administrativos y las Encuestas de Hogares por Muestreo (EHM), desde los años de 1950 al 2012, dan cuenta de una progresiva mejoría de las condiciones de vida del venezolano en plena transición rural - urbano, transición epidemiológica y transición demográfica. Los organismos de entonces, Ministerio de Fomento, Oficina Central de Estadística e informática (OCEI), Instituto Nacional de Estadística (INE), acompañados con la participación de diversos ministerios nacionales e instituciones descentralizadas llevaban las cuentas de sus programas y proyectos al día, cuyos datos eran publicados en informes caracterizados como documentos de uso y derecho público, por lo tanto, accesibles a todos aquellos que necesitaran revisarlos.
Transcurrido varias décadas la difusión de las estadísticas que describían las condiciones generales de vida de la población venezolana dejó de difundirse. Ello ha obligado a muchos investigadores a emplear datos provenientes de organismos internaciones como CEPAL, CELADE, OMS-OPS, OIM, OIT, División de Población de Naciones Unidas o utilizar las encuestas nacionales preparadas y levantadas por universidades y organizaciones no gubernamentales. En mi caso para escribir el tema que me anima a escribir esta semana utilizo datos de CEPAL y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Los índices e indicadores buscan medir y cuantificar aspectos relacionados con la calidad de vida de las personas, como por ejemplo el Índice de Desarrollo Humano, de Medición Pobreza Multicausal, índice de Gini, entre otros. En este artículo voy a referirme concretamente a la evolución de tres indicadores que en mi opinión contribuyen a describir los avances y retrocesos de la Mortalidad Infantil (TMI), de la Mortalidad Bruta (TMB) y de la Esperanza de Vida , durante el lapso 1950 - 2025.
Mortalidad General y Mortalidad Infantil
El gráfico # 1 muestra las tendencias de la mortalidad infantil (TMI) y la mortalidad bruta (TBM) en Venezuela desde 1950 hasta el año 2025. Puede observarse el descenso significativo de la Mortalidad Infantil (TMI) desde 1950 hasta aproximadamente 2015. Esto supone la existencia de políticas públicas contribuyentes a una mejoría en las condiciones de vida para toda la población, que se ve reflejado en la disminución de la mortalidad de los niños menores de un año; que puede explicarse por una mejor atención pre y post natal, ampliación de cobertura de los programas de inmunizaciones, de promoción de la lactancia materna, de prevención y tratamiento de diarreas, de infecciones de respiración aguda, así como de apoyo nutricional. En el caso, de la Mortalidad Bruta (TBM), también, puede apreciarse en la gráfica una progresiva tendencia a disminuir con menor velocidad que la tasa de mortalidad infantil.
Sin embargo, el descenso de los valores para el lapso 2015-2020, comienza a disminuir notándose un incremento de ambas tasas que hacen suponer o señalar un estancamiento o un retroceso de las mismas; lo cual podría estar indicando un desmejoramiento de los servicios de salud asociado a un deterioro en las condiciones socioeconómicas del país.
Esperanza de Vida al Nacer
La esperanza de vida al nacer implica el número de años, en promedio, que una persona en Venezuela podría esperar vivir. Es visible en el gráfico #2 una mejoría continua de la esperanza de vida al nacer, en Venezuela, durante el periodo 1950 al 2015; incrementos asociados a mejoras en la calidad de vida durante ese periodo. Sin embargo, a partir de año 2015, la tendencia observada se estanca y comienza a descender, privando de posibles años de vida a gran parte de la población.
El descenso de ambos indicadores nos estaba señalando ganancias en términos de bienestar y mejorías en la calidad de vida. El retroceso, ocurrido en los últimos años, hacia cifras ya superadas, décadas atrás, nos remite a pérdida de bienestar y a una ganancia de malestar, en la población venezolana. Con la reducción de la tasa de mortalidad infantil se salvan vidas y se ganan talentos y capacidades para el país; y con el aumento de la expectativa de vida se ganan años, que podrían asociarse a una vida productiva que contribuya al traspaso intergeneracional de conocimientos y experiencias. En el actual caso venezolano los indicadores empleados, en este boletín, nos dicen que se están perdiendo logros y vidas.
Que la magia de la Pascua llene tu vida de sorpresas y alegrías.
Que puedas disfrutar de momentos especiales y crear recuerdos inolvidables.
¡Felices Pascuas de Resurrección!
¡Hasta la próxima semana!
Osofeliz Editores
Emilio Osorio Álvarez
Profesor Titular, Escuela de Sociología, Facultad de Ciencias Económicas (FACES) y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Post Doctor y Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Master en Ciencias Demográficas, Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Sociólogo de la Universidad de Puerto Rico (UPR).