Mis recuerdos de la persona que, hoy, quiero celebrar se remontan a los años setenta del siglo pasado. Doña Lolita, Dolores Trías Gómez, fue una de las amigas más cercanas de mi mamá, a quien conocí desde muy temprana edad. Ayer, Doña Lola hubiera cumplido 107 años si no hubiese fallecido hace tres años. Recordar a Doña Lola es reencontrarme con la alegría de una longevidad y vitalidad excepcional.
Al fallecer mi madre, continue la relación de amistad con Doña Lolita, su presencia fue un emotivo regalo que el tiempo y la vida me dio para continuar una relación arraigada en los afectos y recuerdos de mis padres.
Dolores Trías Conde, su nombre de soltera, era hija de Don Rafael Trías y Doña Julia Conde, nació en Ensenada, Municipio de Guánica, al Suroeste de la Isla de Puerto Rico. Inicio sus estudios en su pueblo natal, y posteriormente los finalizó en Ponce y en San Juan.
Doña Lolita era dueña de una personalidad resiliente, convencida de que la “La felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria”. Llamarse, así misma, Lolita, reflejó su espíritu ocurrente, feliz, alegre, jovial, parrandera, apasionada y generosa que disfrutaba la música, la lectura, la escritura, las tertulias, las fiestas y en general la vida.
Tal como sugería José Martí, Doña Lolita logró las tres cosas que una persona debería hacer durante su vida: sembrar un árbol, tener una familia y escribir un libro.
Además de estos recuerdos personales tan queridos para mí, Doña Lola me hace pensar en una longevidad activa, estando atenta a los cambios que se producían tanto dentro como fuera de Puerto Rico, leyendo y escribiendo permanentemente, manteniendo un grupo de amistades y compartiendo con ellos aficiones teatrales, tertulias, celebraciones de eventos familiares. Dejándonos un modelo, una referencia para disfrutar una vida activa llena de gratificaciones hasta donde sea posible.
¡Feliz Cumpleaños, querida Doña Lola!
A modo de Cierre
Al celebrar el cumpleaños de Doña Lola lo relaciono con una longevidad saludable. La lección que me queda de esta vida longeva, activa y alegre es que no debemos limitarnos a seguir reglas rígidas o estereotipos sociales relacionados con el envejecimiento por lo que en mi opinión debemos prestar la mayor atención a nuestro bienestar físico, me refiero a trabajar por un estilo de vida activo que incluya ejercicio regular, una alimentación balanceada y el descanso adecuado. Es decir, cuidar nuestro cuerpo.
Asimismo, debemos cuidar y estimular lo mental, es decir lo relacionado con las actividades intelectuales y creativas, la curiosidad y las habilidades cognitivas.
En lo Emocional, aprender a manejar el estrés y las emociones y en cuanto a lo Social, construir y mantener redes de familiares, amigos, colegas que contribuyan con la estabilidad de nuestra salud mental y emocional.
Creo que adoptar esta visión ayudaría a vivir más tiempo, disfrutando de una vida plena y significativa que nos permite enfrentar los desafíos temporales con fortaleza y entereza, celebrando los pocos o muchos momentos de alegrías con gratitud y entusiasmo. La vida que hoy celebro se resume en una de sus frases “Dolores… ninguno, sólo mi nombre”.
16 de junio de 2024
¡A todos los padres en este día especial, les deseo un feliz Día del Padre!
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Osofeliz Editores
Emilio Osorio Álvarez
Profesor Titular, Escuela de Sociología, Facultad de Ciencias Económicas (FACES) y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Post Doctor y Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Master en Ciencias Demográficas, Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Sociólogo de la Universidad de Puerto Rico (UPR).