Esta semana tuve una conversación muy emotiva con un amigo cercano que vive en Caracas. Me describió con una precisión desgarradora cómo el miedo y la ansiedad lo asfixiaban, haciendo que su hogar se sintiera como una prisión. “Es como si las paredes se cerraran a mi alrededor”, confesó, y aunque intentaba mantener una rutina que le brindara control sobre su vida, “con el paso de los días la ansiedad se fue filtrando en cada rincón de mi mente y mi cuerpo”.
Me describió su día a día y su lucha por mantener su vida en completa normalidad. “Hago, en la mañana, mi carrera estacionaria, un poco de yoga, mi meditación... Desde luego, no salgo de la casa”. A pesar de mis esfuerzos personales, los runrunes de la creciente represión y las noticias de arrestos me afectan muchísimo. Hoy me levanté sin energía, cuestionando si valía la pena seguir luchando.”
Aunque su desánimo es comprensible, le recordé que “cada vez que encuentra un momento de paz... está resistiendo al terror que intenta aplastarte”. Le sugerí que se aferrara a pequeños actos de autocuidado, como la meditación o conectarse seres queridos, para no perder completamente la esperanza.
Estuvimos de acuerdo en que a veces, la resistencia está en actos tan simples como seguir adelante, sobrevivir un día más y recordar que “mientras sigamos luchando por nuestra paz interior, no habremos claudicado”.
Cuando creía que estaba finalizando nuestra conversación, mi amigo, con un entusiasmo desbordante volvió a la carga tratando de señalarme el cóctel de estados anímicos que lo quebraban con alguna frecuencia. Términos como miedo, ansiedad, temor y pánico. Yo le señalé que no era fuerte en el área de salud mental, que sabía de ello más por vivirlo en algunas ocasiones llamándole un “bajón”.
(él) “Vale, vamos a googlear esos conceptos, conversemos sobre ello.”
(yo) “Ok, vamos a darle, pero recuerda que no quiero iniciar una investigación sobre el tema.”
(él)” No Vale, vamos a ver que encontramos. Ayúdame a identificarlo; tú tienes tiempo.”
(yo) “Si hombre vamos a hacerlo… hacemos el ejercicio y listo.”
Así fue como encontramos que (i) el miedo surge ante una amenaza inmediata; (ii) que el pánico es una respuesta extrema que provoca pérdida de control; (iii) que la ansiedad es la anticipación constante de un peligro; y el temor es una preocupación persistente que no siempre está justificada por la realidad. Concluimos que nos podría ayudar si pudiéramos identificar cuál de estas emociones proviene de una amenaza real y cuál es alimentada por la imaginación.
A lo largo de nuestra conversación, le insistí en que siguiera algunas estrategias para sobrellevar el día a día, a pesar de lo abrumador que puede ser vivir bajo un Terror de Estado. Estuvimos de acuerdo que mantenerse activo mental y físicamente es fundamental, realizar actividades como tocar un instrumento de música, cantar, bailar, jugar cartas, leer, practicar yoga, meditar, escribir, cocinar y mantenernos en contacto con nuestros amigos, pueden ser de gran ayuda para superar estos “bajones”.
Yo creo que, aunque estas acciones puedan parecer triviales, son actos de resistencia que nos permiten seguir adelante y esperar mejores tiempos. La esperanza, a veces, es simplemente el hecho de seguir respirando y encontrar la calma, en el tiempo, en medio del caos.
A modo de cierre
En esta conversación mi querido amigo y yo tratamos de ayudarnos mutuamente en una búsqueda común de recursos cotidianos y realizables que nos permitan superar estados anímicos que nos sobrepasan y cuyas causas a veces estan fuera de nuestro control. Comparto esta conversación con ustedes diciéndoles lo bien que me sentí después que nos despedimos. La solidaridad, la confianza, el respeto y el cariño mutuo fueron los puentes que nos permitieron cruzar juntos hacia la esperanza de un mañana mejor.
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Osofeliz Editores
Emilio Osorio Álvarez
Profesor Titular, Escuela de Sociología, Facultad de Ciencias Económicas (FACES) y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Post Doctor y Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Master en Ciencias Demográficas, Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Sociólogo de la Universidad de Puerto Rico (UPR).