Hoy hace ocho meses que inicie la publicación de mis artículos semanales. Elegir sus temas y desarrollarlos es para mí un estimulante y rico proceso que me ha permitido, entre otras cosas, darme cuenta de lo mucho que hablo solo, o como dirían algunos conmigo mismo.
Esta semana, no ha sido la excepción, todo lo contrario, mientras divagaba, en solitario, me di cuenta de que hablar conmigo mismo podría ser el argumento perfecto sobre el cual escribir. Lo primero que pensé fue en observar cuántas personas hablaban con ellos mismos. ¡Sorpresa! Durante mi pesquisa, de varios días encontré muchas personas hablando solas o con ellas mismas. Las vi en el automercado, en la farmacia y en mis caminatas por el vecindario. Les confieso que no lo había advertido hasta iniciar esta observación.
A partir del anterior hallazgo comencé a buscar en Google información sobre el tema encontrando entre otras opiniones que “Hablar en voz alta puede ser la continuación de la silenciosa conversación interior…” Paloma Mari-Beffa. (Senior Lecturer in Neuropsychology and Cognitive Psychology, Bangor University. UK.). También encontré que hablar sólo es un monólogo interno o autoconversación que es mucho más que un simple murmullo solitario; que lejos de ser un signo de desequilibrio, como a menudo se señala, es una expresión de nuestra capacidad para ordenar pensamientos, planificar acciones y regular emociones.
La percepción social de hablar consigo mismo
En muchas sociedades, hablar solo ha sido estigmatizado como un signo de enfermedad mental. La imagen del "loco que habla solo" está arraigada en la cultura popular y en las representaciones mediáticas, a menudo vinculada con trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia o el trastorno bipolar. Desde esta perspectiva el acto de hablar solo puede ser visto con recelo o preocupación, y aquellos que lo practicamos podemos ser juzgados como inestables o desconectados de la realidad.
Por otro lado, hablar consigo mismo también ha sido asociado con la genialidad y la creatividad. Figuras como Albert Einstein, Nikola Tesla y Leonardo da Vinci, conocidos por sus contribuciones a la ciencia y al arte, supuestamente practicaban este hábito. Einstein, por ejemplo, era conocido por desarrollar sus teorías mientras murmuraba a sí mismo, un método que aparentemente le ayudaba a concentrarse y ordenar sus pensamientos. También, hay referencias a las largas caminatas de Friedrich Nietzsche, durante las cuales solía hablar consigo mismo mientras desarrollaba sus complejas ideas filosóficas; así como también Charles Darwin de quien se dice que mientras paseaba, en su casa de Down House, reflexionaba y verbalizaba sus teorías, lo que le ayudaba a organizar sus ideas sobre la evolución de la especie humana.
Los monólogos universales
En el teatro y la literatura, el uso del monólogo permite a los personajes decirse a sí mismos en voz alta o sostener una autoconversación sobre sus pensamientos más íntimos y sus dilemas internos,
Hay varios monólogos célebres en la literatura y el teatro que han dejado una huella profunda por su intensidad emocional, profundidad filosófica y belleza literaria, como por ejemplo los que aparecen en Macbeth, Hamlet y en El sueño de una noche de Verano de William Shakespeare, en la “Medea” de Eurípides, y en “La vida es sueño” de Calderón de La Barca,
Hablar solo, hablar consigo mismo, habla privada
Hablar consigo mismo como parte del proceso creativo es una práctica que no solo ha sido asociada con figuras históricas, de la literatura y el teatro, sino también ha sido objeto de estudio en campos como la psicología y la neurociencia. Lev Vygotsky (1896 – 1934), un influyente psicólogo del desarrollo introdujo varios conceptos que han tenido un impacto en la comprensión del aprendizaje y el desarrollo cognitivo, especialmente de los niños. Uno de estos conceptos es el de "habla privada", que es esencialmente el proceso de hablar consigo mismo, observable, frecuentemente, en los niños pequeños.
Varios investigadores contemporáneos, entre ellos Laura E. Berk, Adam Winsler y Charles Fernyhough han continuado las teorías de Vygotsky, especialmente sus ideas sobre el habla privada, los discursos que nos dirigimos a nosotros mismos y su relación con nuestros procesos cognitivos.
A modo de cierre
Aunque hablar solo pueda socialmente verse como un signo de problemas mentales o de inestabilidad emocional, lo cierto es que de acuerdo con las investigaciones desarrolladas en la neurociencia y en la psicología cognitiva esta percepción no es válida ya que los resultados de los estudios realizados demuestran lo contrario.
Les confieso que, hablando solo, me dije a mi mismo, Emilio anímate y escribe, escribe sobre este tema, escuchate a ti mismo… aunque parezcas loco. Como dice Miley Cyrus (cantautora, nacida en Tennessee, Estados Unidos, 1992) en su canción Flowers (2023) //…puedo hablar conmigo misma durante horas// decir cosas que tu no entiendes…//.
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Osofeliz Editores
Emilio Osorio Álvarez
Profesor Titular, Escuela de Sociología, Facultad de Ciencias Económicas (FACES) y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Post Doctor y Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Master en Ciencias Demográficas, Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Sociólogo de la Universidad de Puerto Rico (UPR).