A continuación de mi artículo, publicado la semana pasada, El juego electoral, Desde Mi Garita, número 43, hoy me voy a referir a lo que considero una nueva etapa o tiempo en el juego político entre el sector gubernamental y la oposición democrática de Venezuela. Antes de seguir adelante, aclaro el uso metafórico de la palabra “juego”. Lo primero que pretendo destacar es que la utilizo no para describir una actividad lúdica o recreativa, sino como una acción dinámica, competitiva, estratégica y estructurada, organizada sobre reglas establecidas en la que participan diferentes jugadores o actores, en este caso políticos, que buscan superar a su opositor para lograr un objetivo final: ganar aceptación, adeptos, recompensas, reconocimientos y en el caso político el ejercicio del poder a través de cargos de responsabilidad pública con incidencia en la vida del país.
Nuevo contexto y nuevos jugadores.
El nuevo contexto, escogido por la oposición, es la comunidad internacional, reforzando la difusión del mensaje acerca del desconocimiento del gobierno venezolano de los resultados del proceso electoral realizado el 28 de julio de 2024, los cuales, según evidencias disponibles, fueron ganados ampliamente por la opción opositora.
¿Qué significa ello? En mi opinión este cambio de estrategia conlleva obtener el reconocimiento y respaldo internacional a una decisión legitima tomada a través del voto por la población venezolana, aislar al gobierno autoritario y movilizar alianzas y recursos diplomáticos para lograr el objetivo de recuperar la democracia como sistema de gobierno en Venezuela. Con este nuevo movimiento o fase, se amplía y complementa el juego electoral interno, los actores internacionales se incorporan como los nuevos "jugadores" y el conflicto interno se reconfigura en términos de una presión política global.
La Estrategia
El régimen gubernamental venezolano no ha aceptado su derrota, ha manipulado las elecciones, no ha respetado los derechos de los electores y ha desconocido los resultados de los comicios del 28 de julio de 2024. Llevar la disputa al ámbito internacional por parte de la oposición para intentar conseguir alianzas internacionales que, a través de sus críticas, sanciones, aislamiento diplomático u otras medidas, puede contribuir a que el gobierno reconozca los resultados electorales y se adhiera al principio de la alternabilidad democrática, aún en contra de su vocación de permanecer en el poder.
Esta estrategia de búsqueda de apoyo de la comunidad internacional, fundamentada en los principios universales e inalienables de los derechos humanos, entre ellos el respeto a las libertades individuales, advierte no solamente a los países de la Región Latinoamericana de posibles flujos emigratorios masivos desde Venezuela, tomando en consideración la severa represión gubernamental ejercida sobre la población forzándola a tomar la decisión de emigrar y de esta manera intensificar o recrudecer problemas asociados a la cobertura y calidad de la prestación de servicios en los países de acogida.
A modo de Cierre
Creo que llevar el conflicto al ámbito internacional puede ser considerada como una estrategia pertinente y útil. De hecho, es un valioso recurso disponible para buscar la solidaridad y el reconocimiento internacional como una manera de debilitar a un régimen que se niega a aceptar los resultados electorales.
Una buena y pertinente estrategia, de conformación diplomática, debe buscar y favorecer alianzas con actores internacionales que puedan mediar con el régimen de manera efectiva y fomentar soluciones negociadas.
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Osofeliz Editores
Emilio Osorio Álvarez
Profesor Titular, Escuela de Sociología, Facultad de Ciencias Económicas (FACES) y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Post Doctor y Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Master en Ciencias Demográficas, Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (UPR). Sociólogo de la Universidad de Puerto Rico (UPR).